La parte más visible de nuestro coche es la pintura que además de tener una función estética, protege también su carrocería. Su función como primera barrera defensiva, implica la necesidad de cuidarla porque además de embellecer tu vehículo permite que se conserve mejor y durante más tiempo.
Otros agentes cotidianos que pueden estropear mucho la pintura son los pájaros que debilitan la carrocería por lo que debemos lavar el coche en el menor tiempo posible después de que un pájaro haya hecho sus necesidades sobre él. Sin ir más lejos, el propio sol afecta mucho al color y aspecto de tu coche, por eso es aconsejable aparcar a la sombra para que la radiación no dañe la pintura e incluso taparlo con una funda protectora, en el caso de que no vayamos a utilizarlo en un periodo largo de tiempo.
Sea por un defecto, por un daño ocasionado por nosotros mismos o por terceras personas hay otros factores que pueden hacer que la vida útil de la pintura y la carrocería disminuyan. El propio proceso de pintado puede provocar daños o deterioros de la película de pintura si se realiza incorrectamente, pudiendo debilitar su resistencia por lo que elegir un taller profesional y de eficacia contrastada con un departamento de carrocería cualificado supone una pieza clave dentro de la cadena de cuidados que la carrocería de tu coche se merece. ¿No crees?