Una carrocería en perfecto estado da una mejor imagen de nuestro coche y además mantiene su valor de mercado para una potencial futura venta. El cuidado y prevención de la misma resulta fundamental, especialmente si le afectan elementos como las inclemencias del tiempo, la intemperie y otros factores externos.
Todos estos pueden acelerar la llegada de la corrosión, que refleja entre otras cosas el mal cuidado de nuestro vehículo. La corrosión se produce cuando el metal de la carrocería queda expuesto al oxígeno del aire al desaparecer la pintura. La reacción química entre el oxígeno y el metal es lo que precisamente produce el óxido.
De ahí que al primer síntoma de marca de óxido haya que iniciar la fase de prevención. En primer lugar hay que evitar el contacto del agua con la chapa, ya que acelera el proceso de corrosión. Peor es aún la humedad, ya que son gotas más pequeñas que se infiltran en todas partes y permanecen mucho más tiempo (muy frecuente en los coches que, en lugares cercanos a la costa, no se encuentran en el interior de un garaje).
Otros elementos a evitar son el barro, la sal (si pasamos con el coche por un lugar lleno de sal por culpa de la nieve hay que lavarlo bien después del viaje, sobre todo los bajos) y la gravilla que se levanta del terreno, tanto si la provocamos nosotros mismos como si la proyectan otros coches.
Pero no hace falta esperar a encontrarnos con este tipo de manchas. Los simples excrementos de los pájaros e insectos, la resina de los árboles, las manchas de alquitrán o las partículas de hollín pueden afectar gravemente a la pintura y el metal de nuestro coche. Lavar el vehículo a menudo, mejor a mano que en un túnel de lavado, es una de las mejores maneras de prevenir la corrosión.
En este sentido resulta fundamental prestar mucha atención a los bajos del coche. Además lo más recomendable es limpiar la carrocería siempre de arriba hacia abajo, sin ejercer mucha presión y utilizando un jabón correcto para la pintura. Finalmente enjuagamos bien para que no queden restos de jabón y se seca.
En definitiva, para prevenir el proceso de corrosión hemos de actuar de inmediato ante cualquier rasguño o golpe en la pintura. Asimismo hay que atajar cualquier atisbo de corrosión en los bajos del coche, ya que quedan menos a la vista, y mantener el vehículo bien limpio y sin barro, sal o cualquier otro elemento.