En uno de los primeros post de este blog hablamos sobre el lavado del coche, cómo, cuándo y dónde lavarlo para obtener el mejor resultado. Visto vuestro interés, hemos decidido abordar poco a poco algunos de los aspectos que pasamos por alto en nuestra primera entrada, con la esperanza de que nuestros consejos os resulten útiles.
Comenzaremos esta serie de artículos hablando de encerar el coche. La cera aporta a tu vehículo un acabado con un añadido de brillo y profundidad, aunque para sacarle todo el partido, nuestro coche debe estar preparado y bien pulido.
Cuando eliges la cera debes tener en cuenta aspectos como su acabado, protección, facilidad de aplicación, retirada, tiempo de curación o precio, aunque una cera con mejor acabado suele dar menor protección y viceversa, por lo que es habitual combinar los dos tipos. Al margen de esto, podremos hablar de dos grandes grupos de ceras: las naturales y las sintéticas, con diferentes matices y acabados, y dos formatos distintos, pasta o líquida.
Elijas el formato que elijas, hay que saber aplicar una cera para no malgastarla. Extenderla al máximo por la chapa, de modo que se intuya un pequeño halo, pero nunca manchones blanquecinos. Economizas el producto y facilitas su retirada.
Debemos tener en cuenta el tiempo que la cera debe reposar antes de ser retirada. Cada cera tiene sus tiempos por lo que es importante respetarlos. Otro aspecto a tener en cuenta es el tiempo de curado, la cera, una vez retirada, necesita un tiempo para evaporar los productos que la componen y asentarse en la chapa. En ese periodo es recomendable no mojar el coche ni aplicar una segunda capa de cera. Una vez más, cada fabricante y cada cera necesitan unos tiempos diferentes.
Si acompañamos el uso de la cera de un limpiador que prepare correctamente la superficie y que la ayude a asentarse en la chapa, mejor y si es posible, también es conveniente hacer coincidir la marca del limpiador y de la cera, mejorará nuestros resultados.