El control del vehículo en las curvas y por extensión la seguridad al volante depende de varios elementos entre los que destaca el diferencial Torsen muy apreciado por su capacidad para propiciar un bloqueo progresivo.
La principal virtud del Torsen, incorporado por primera vez a la automoción por Audi y presente en gran parte de los Audi con tracción quattro, reside en que es capaz de repartir el deslizamiento de forma independiente a la velocidad de giro de los semiejes. En otras palabras, hace un reparto progresivo sobre el par para cada una de los dos semiejes conectados a un eje teórico, transmitiendo el par a aquella rueda que encuentra mayor adherencia.
Esta cualidad confiere a los vehículos que disponen de este tipo de diferencial gran control sobre la entrada y salida de las curvas. Un control con el que solo puede competir la combinación de diferenciales autoblocantes más elaborados que hagan uso de la electrónica; un circuito electrohidráulico y múltiples sensores para llevar a cabo un control del par de cada rueda sobre el propio eje y no sobre los frenos como realizan los simuladores electrónicos de bloqueo de diferencial.
El diferencial Torsen está formado por un conjunto 100% mecánico que reparte el par entre los semiejes conectados mediante tres pares de ejes helicoidales que, a su vez, engranan a través de un dentado recto situado en los extremos dos a dos.
Como vemos, uno de los rasgos más característicos del Torsen es su gran simplicidad técnica que, unida a la progresividad en el bloqueo que aporta a tu vehículo, constituyen los principales puntos fuertes de este diferencial utilizado por Audi en gran parte de sus modelos quattro.