No solo las del Audi, las llantas y las ruedas de cualquier tipo de coche deben pasar cada día numerosas pruebas. Son posiblemente las piezas que reciben más suciedad al rodar y se encuentran más expuestas al polvo y la tierra. De ahí que en ocasiones necesitan un cuidado especial que tal vez no les ofrecemos con la periodicidad que debieran.
Si bien lo mejor sería desmontar las llantas para su total limpieza y así poder limpiar ambas caras y las zonas ocultas por los tornillos, es cierto que en la mayoría de los casos no disponemos ni del tiempo ni del espacio suficiente para ello. En ese caso habrá que hacerlo con las ruedas montadas.
El tipo de limpieza que hemos de dar no tiene grandes secretos. Lo primero será remojar bien toda la zona para eliminar los primeros residuos, podemos usar un limpiallantas con antelación, pulverizando en seco y dejándolo actuar durante unos segundos antes de remojar.
Tras esta aplicación y el remojado tomamos el cepillo para desprender toda la suciedad (el cepillo debe tener unas características específicas para poder introducirse fácilmente entre los radios de la llanta). Con un cepillo más pequeño y de cerdas suaves pasamos ahora al limpiado de los tornillos.
El paso final será aclarar la llanta con abundante agua y secar debidamente para evitar la formación de gotas. Hay que tener bien en cuenta este último paso ya que las gotas pueden dejar marcas sobre la superficie de la llanta, dando la impresión de que el trabajo de limpiado ha sido en vano.
Si queréis un mejor acabado aún se puede usar un sellante de llantas para crear una película protectora sobre las mismas.
Para la limpieza de las ruedas el proceso es muy similar. En primer lugar hemos de remojar los neumáticos con agua para así retirar la suciedad más superficial. Luego les aplicamos un limpiador multiusos con un cepillo de cerdas medias-duras, para finalmente realizar el primer aclarado.
A continuación podemos añadirle un limpiador exclusivo para neumáticos, extendiendo todo bien con un cepillo, y concluimos con un nuevo aclarado. Dejamos secar y con un aplicador untamos el acondicionador sobre los laterales de la rueda y un par de centímetros por debajo de la banda de rodadura.
Hay que recordar que el cuidado y la limpieza de ruedas y llantas no solo debemos hacerlo por una cuestión estética. Mucho más importante es la seguridad y la durabilidad que este proceso nos supone, elementos que se acentúan evidentemente si realizamos una limpieza periódica y detallada.