En Arrojo, tu Concesionario Oficial Audi, prestamos especial atención a la pintura de nuestros vehículos, buscando siempre la perfección, por eso queremos contarte los entresijos del proceso, de forma que aprecies la investigación y el esfuerzo involucrados en el resultado final de tu Audi.
El pintado es un proceso complejo, en el que además de sofisticados robots participa un equipo de ingenieros y químicos. No es extraño, ya que la pintura de un Audi tiene apenas una décima de milímetro de espesor, menos de lo que mide el diámetro de un cabello humano, pero debe resistir décadas. El proceso es un gran reto para los expertos y por eso Audi utiliza la más alta tecnología.
Cuando la carrocería llega a la línea de pintura, el primer paso es limpiarla exhaustivamente, después, se aplica una protección contra la corrosión, luego viene el galvanizado y posteriormente el proceso de sellado de los huecos y juntas con cera caliente, mediante imprimación por inmersión. Un sellado con PVC por medio de robots proporciona protección adicional a las uniones, se revisa la carrocería de forma manual y se limpia de nuevo eliminando hasta la más mínima mota de polvo.
Una vez preparada la carrocería llega el momento de aplicar la pintura, que consta de varias capas, en este proceso se utilizan únicamente pinturas al agua. Se pinta con robots a través de difusores y para minimizar los efectos negativos de un exceso de pintura, Audi usa un método de aplicación electrostática que le permite reducir el consumo de material y, por tanto, la utilización de disolventes. Un Audi lleva cuatro capas de pintura, las dos primeras garantizan la elasticidad y protección contra el deterioro y la tercera aporta el color que nosotros vemos. Si la pintura es metalizada o efecto perla, se añaden nano partículas en los pigmentos y así el tono cambia según la incidencia de la luz. La cuarta y última capa es transparente y proporciona brillo y protección a la carrocería.
El control de calidad Audi es esencial en el proceso y utiliza aparatos especiales de medición que permiten descomponer la luz que irradia un objeto de color y analizarlo. El acabado debe durar toda la vida del vehículo, por eso se somete a duras pruebas de resistencia, al impacto y a la radiación solar, al hielo, a la lluvia o a las bajas temperaturas, en cámaras especiales donde se puede simular una atmósfera controlada.